miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿POR QUÉ AMNISTÍA? (II)



Sobre la amnistía del año 1945


“La amnistía tiene una antigüedad de 3000 años, anterior al imperio Romano y siempre se ha planteado como forma de resolver los conflictos bélicos. Cicerón, después de la muerte de César, defendió la amnistía de sus enemigos por el bien de Roma, recordando, para fundamentarla, a la amnistía dictada por los griegos luego de la guerra intestina de Atenas como sacrificio a la paz y salvación de la ciudad. Posteriormente a lo largo de toda la historia ha sido aplicada y el conseguirla ha demandado una lucha del pueblo.”  (1)

Dada la necesidad concreta de que la nación peruana comience a resolver sus conflictos derivados de la guerra interna en el Perú,  una vez más entramos a detallar un caso de amnistía implementado en nuestro país, no sólo con el afán de comprender mejor nuestra historia, sino principalmente, para coadyuvar a preparar el terreno hacia la amnistía que necesita hoy nuestra nación; para ello,  recurrimos a relatar sucesos, no con el ánimo de hacer una mera narración cronológica, sino para dar a conocer los hechos sin tergiversarlos ni ocultarlos, para que sirvan a esta nueva etapa que atraviesa nuestra nación, etapa post bélica, pero como vemos, llena de violencia y resquemores entre compatriotas; además de ello pretendemos hacer conocer que las amnistías en el Perú se han desenvuelto en varios momentos de nuestra historia, como la amnistía concedida a Diego Cristóbal y a sus huestes en el año 1782, dos  años después de que Túpac Amaru y todos sus colaboradores fueran vilmente torturados y asesinados en el Cuzco. Las amnistías siempre se han dado en pugnas, con oposiciones y altos resquemores, (siendo  justamente su función social permitir la apertura de un ambiente político en el cual se pueda aperturar el resolver estos conflictos y potenciar ambientes de concordia),  dichas oposiciones se han dado principalmente desde las posiciones de las clases dominantes, desde la derecha más recalcitrante, quiénes, por regla general,  tuvieron que ceder ante la presión de las clases populares y de los sectores progresistas de la sociedad. Pareciese que para los sectores más recalcitrantes  sólo son aplicables las auto amnistías, como lo ha demostrado la intentona del fujimontesinista  Rey Rey con el decreto ya derogado 1097, al que, con criterio, se opuso el  Nobel Vargas Llosa, cuyo galardón permitirá aperturar una “primavera cultural”, dado que se comenzará a leer más, dependerá de los sectores progresistas de izquierda empujar la balanza hacia una lectura que beneficie verdaderamente al desarrollo de la nación.  Volviendo a nuestro tema, es necesario recalcar que en los procesos de amnistía, segmentos no izquierdistas también se beneficiaron con estas políticas, es decir, las amnistías generales, que si bien hoy es demanda de los sectores más radicales de los progresistas, no son necesidad exclusiva de la izquierda, son necesidad de la nación en su conjunto.  

AMNISTÍA DE 1945

Como ya e ha mencionado en la edición Nº 23 de nuestra revista, pese a que el gobierno de Benavidez concedió amnistía a muchos presos políticos en el año 1933, después del asesinato de Sánchez Cerro, la derecha se mantuvo en contra de la amnistía, por ello presionó para que Oscar Benavidez mantenga la represión contra los sectores populares, a la par que se fomentaba las hostilidades contra el APRA y el Partido Comunista, incluso se dio el lujo de deportar  a Luis A. Flores y a otros reconocidos lideres de la Unión Revolucionaria (2).

Esto llevó a que el APRA vuelva a las catacumbas  y Haya de la Torre permanezca oculto por un buen tiempo en algún lugar de Lima. A tal extremo llegó el rencor de la derecha que por esa época, febrero de 1937, ocurrió el asesinato del dirigente obrero Manuel Arévalo, lo que originaría el afianzamiento  del radicalismo en algunos sectores al interior del APRA. Dos años después, en febrero de 1939, se da un fallido intento de golpe de estado, por el Gral. Antonio Rodríguez, ministro de gobierno y policía de Benavidez,  esta situación originaria que este  llame a elecciones generales. Esta convocatoria a las urnas  no se debía a una situación desesperada de Benavidez sino que,  al ver que la situación interna estaba relativamente calmada, no había peligro que el poder caiga en manos  inapropiadas para la derecha, ya que por un lado el APRA  se encontraba desarticulado, pues la mayoría de sus dirigentes se encontraban deportados, en la clandestinidad o presos,  por otro lado, la dirigencia del PCP, encabezada por Eudocio Ravines  empezó a apoyar descaradamente al candidato de derecha Manuel Prado(3).

Fruto del apoyo de Ravines, Manuel Prado, una vez en el poder, retribuyó el favor colocando a la cúpula que acompañó a Ravines en cargos públicos, como a Juan P. Luna, César Falcón, Esteban Pavletich, Ricardo Martínez de la Torre, Armando Bazán (secretario de la presidencia), entre otros.

Fiel a la continuidad de los grupos de poder,  Prado mantuvo la represión contra sectores populares, a la vez que arremetía igualmente contra el APRA, continuando con los  destierros, se prohibió la circulación de La Tribuna, etc. Aparentemente el gobierno pradista se caracterizó por la relativa calma en el plano interno peruano, ya que en lo externo se desenvolvió la guerra con el Ecuador en el año 1942 que terminó con un tratado de paz, en el cual influyó sobremanera la política exterior de los Estados Unidos: dicha potencia no le era oportuno un conflicto en el hemisferio sur del continente americano en plena contienda mundial, política que influyó  para que el gobierno de Prado se caracterizara por una relativa tranquilidad.

Esta relativa calma se va a manifestar en las elecciones de 1945 en la que el Frente Democrático Nacional(3), con Bustamante y Rivero a la cabeza, gana las elecciones presidenciales,  la toma de mando va a estar acompañada de una política de amnistía general para los prisioneros políticos, que se tradujo en la ley 10220; dicha amnistía incluía a apristas, socialistas y otros sectores, incluyó también a la Unión Revolucionaria que, en otro contexto, se opuso a la amnistía, (tal como hoy en día se opone el APRA) .

Pero esta amnistía, como las que se dieron anteriormente, no va a ser aceptada tranquilamente, en especial por los grupos de poder, incluso el mismo Bustamante y Rivero, a pesar de su alianza coyuntural con el APRA, la va a aceptar a regañadientes presionado en gran medida por los grupos de poder que también estaban inmiscuidos en su gobierno. De las fuentes escritas consultadas se desprende que la amnistía no fue conocida por el electo presidente, y la vio como una imposición de la célula parlamentaria aprista.

Merece remarcar que a pesar de los resquemores a la amnistía por parte de Bustamante y Rivero, este  presidente llevó adelante una salida política a la  tensa situación reinante  que se tradujo en el reconocimiento de numerosos sindicatos agrícolas, mineros e industriales(5); permitió además la organización de los estudiantes secundarios y universitarios, y volvieron a actuar libremente los partidos políticos que habían sido proscritos.

Como lo señalaran  Carlos Contreras y Marcos Cueto: “todo ello iba alimentando la preocupación de la oligarquía que había estado acostumbrada a tratar a los trabajadores y el pueblo en general , con métodos que combinaban el paternalismo y la coerción, para fomentar la docilidad y la dependencia” (6),  en efecto, fue la derecha recalcitrante la que se opone a aperturas políticas y que atizó la represión contra los sectores populares; no es que Bustamante y Rivero haya estado entre los fuegos del APRA y del ejercito anti aprista, postura que repiten los historiadores ocultando que detrás de toda este encono estuvo la figura de  Pedro Beltrán (7), director del diario La Prensa,  personaje que siempre mantuvo un odio contra los comunistas y sectores progresistas, él  estuvo detrás del golpe de Estado dirigido por Odría que pondría fin al gobierno de Bustamante y Rivero, propiciándose de esta manera otro ciclo de mayor represión.

Como se desprende de los datos históricos proporcionados, la política de amnistía del año 1945 se dio como muestra de apertura, después de contextos encrespados, hechos que se dan  en gran medida por la presión de los sectores populares.

A pesar  de esta  apertura democrática, los sectores de derecha se han opuesto y se  oponen a las amnistías, ya que estas salidas políticas benefician más a los sectores populares, ello lo hacen notar Carlos Contreras y Marcos Cueto, en relación a la política de Bustamante y Rivero;  otro ejemplo de cómo es que benefició esta política, se evidencia en el buen porcentaje de votaciones  para las elecciones de 1945 que tuvieron los  sectores de izquierda, tales como los socialistas, comunistas, apristas(8). La cegada oposición de derecha a estos procesos va a propiciar  una dictadura más represiva y populista que la de Sánchez Cerro, en cuyo contexto aparece la figura de Esparza Zañartu,  el Montesinos de la dictadura Odriista.
Notas:
(1)    Documento de la Primera Convención Nacional del MOVADEF (Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales).
(2)    Partido político de derecha fundado por Sánchez Cerro, tuvo un carácter populista y en algún momento mantuvo un discurso fascista.
(3)    Representante de una burguesía industrial emergente.
(4)    Organización heterogénea  que se respaldaba en una propuesta general de democracia, frente al continuismo de la oligarquía peruana,  agrupó a apristas y comunistas, además de intelectuales descentralistas,  alejados de los intereses de la oligarquía costeña.
(5)    Sólo entre 1945 y 1947 se reconoció  264 sindicatos, una cifra que significaba el doble de todos los que se habían reconocido en el régimen anterior.
(6)    Historia del Perú Contemporáneo. Carlos Contreras/Marcos Cueto. Instituto de Estudios Peruanos. 2000. Perú. (Págs. 270-271)
(7)    Barón del azúcar, propulsor de un liberalismo económico a ultranza, junto con los Gildemeister, los Aspillaga, los Pardo conformaban  la oligarquía peruana, los sectores económicos más poderos y representantes de la extrema derecha. Va a tener como colaborador suyo a Eudocio Ravines, que había sido expulsado de las filas comunistas
(8)    El Partido Aprista logró a nivel nacional el 50 % de las bancadas en la Cámara de Diputados, Los socialistas lograron dos de las tres senadurías por Piura, El Dr. Hildebrando Castro Pozo obtuvo una votación masiva en Ayabaca, y también muchos votos en la provincia de Morropón. En la provincia de Paita triunfó en forma aplastante el Dr. Luciano Castillo, al  lograr  los votos de todos los obreros  petroleros  y de los paiteños